Sé tu mismo

Sé tu mismo

sábado, 29 de octubre de 2011

Nombre

Y al fin descubrí cuál era el nombre de aquel desconocido. Y por fin puedo llamarte... aunque solo sea en mis sueños.

martes, 25 de octubre de 2011

Mayor y menor

Y dejar de ser mayor solo un instante. Y volver a ser pequeño toda la vida.

Y poder hacer las mismas tonterías que hacía de niña sin que nadie me dijese nada. Y pensar solo en pasarlo bien, en jugar, en correr, saltar, gritar, brincar, caerme y llorar, y levantarme y reír, y ensuciarme y seguir jugando... Y preocuparme solo por saber si mi amiga podía estar conmigo. Así era yo.

Y olvidarme de tener que entregar un trabajo, de llegar puntual, de que no se me olviden las cosas, de estudiar día a día, de que no se puede gritar, correr por los pasillos, comer chicle, salir entre clases, sacar el móvil, sentarse correctamente... De todos esos estereotipos que nos han creado y me han llevado a ser así.. Así soy yo.

jueves, 13 de octubre de 2011

Desconocido

Le conocí o mejor dicho, le ví hace un par de semanas.
Él estaba allí de pie. Con su metro ochenta y tantos apoyado en la pared con aire despreocupado. Chulo.
Le ví. No puede evitar mirar de reojo. Sacaba su móvil sin mirar realmente nada. Cambió la postura.
Y no dejé de mirarle.
Moreno, alto, con ese aire que me embelesó, esa chulería que intenta mostrar pero que en verdad no tiene. Igual que yo.
Me gusta. Sí. Me gusta. Me cautivó.
No puedo parar de mirarle en el bus, separados por un escaso metro. Miré de reojo y él también me observó, o al menos eso quise creer.
Cogemos dos autobuses. Y fijaos si me gustó que me esperé para ver dónde iba y subirme con él.


¡SE BAJÓ EN MI MISMA PARADA!


De los nervios, me puse a andar rapido y me metí en un callejón para perderle de vista. Nervios. Nervios y ansias por volverle a ver.
Sucedió. Un par de días más. 
A los tres días, ya no se bajaba en mi parada. Tengo que averiguar dónde... Pensaréis que soy una psicópata, pero no. Es que me gusta de veras. Me intereso por él. Y ni siquiera sé su nombre. ¡Qué ironía! Y yo que pensaba que estas cosas no pasaban en la vida real...


La historia se repite cada mañana y cada tarde. De ida y de vuelta. Cada noche tengo unas ganas inmensas de volver al instituto solo para compartir los minutos de silencio y miradas inocentes y curiosas que compartimos en el bus. Me gusta. Me gusta ese silencio que no dice nada pero a la vez, lo dice todo.
Hoy le he hablado. Ha sido en el bus. Una pregunta inocente y sin importancia. Se tocó la nuca cuando me contestó y desvió la mirada.
Nos sentamos "juntos"... Más bien cerca. Casi siempre donde podamos vernos ( de reojo, a traves del reflejo del cristal...) Hay tantas maneras.


Hoy es jueves y estoy loca porque llegue mañana y volver a verle. Sí, ya se que es estúpido, que a mi edad debería pensar en algo más serio, en hablarle y decirle "oye, ¿tienes tuenti?" Pero, ni tengo valor para hacerlo, ni quiero hacerlo. Porque me gusta ese silencio y me gusta pillarle mirandome aunque solo sea un segundo. Y mirarle. Y mirarnos. Y sentarnos juntos en el bus a disfrutar de ese silencio y de nuestras miradas. Nuestras, porque nadie sabe que nos miramos a escondimas.


Me gusta. Ese desconocido que ha entrado en mi vida. Sin querer. Queriendo. 
No estabas en mis planes y fuiste lo mejor que me pasó.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Algo más que eso.

-¿Qué sientes por mí? 
+ No estoy seguro. No sé explicarme. Pero sé que siento algo.
-¿Cariño?  ¿Aprecio? ¿Algo más fuerte que la amistad pero nada comparado con el amor?
+¡Exacto!
-Eso no es nada con lo que yo siento. Porque yo te quiero.

sábado, 1 de octubre de 2011

Y decirte te quiero...

Me has hecho daño. Una vez más. Pero no importa, te perdono. No sabías que me estabas haciendo daño porque tu no sabes lo que siento por ti.
Quieres a otra, te gusta otra... No sé cómo lo llamas ni cómo llamarlo. Solo sé que aunque me hagas la mayor de las putadas, aunque quieras a otra, aunque te lies con cien tias diferentes y me lo cuentes todo con pelos y señales... A pesar de todo te voy a seguir queriendo, voy a seguir ahí. Porque este amor o lo que sea que me pase, no se borra. No se va.
Te escuché como una amiga mientras estuvimos hablando; tiene una boca preciosa, siento algo que no sentía hace mucho... Te entendí cuando me dijiste eso. Yo lo siento cada vez que estoy contigo. Pero cuando nos despedimos, me abrazaste y quise que ese abrazo no acabara nunca, que me dijeras que todo había sido una broma y ya esta. Pero no fue así. Cuando me dejaste sola sentí una presión en el pecho al verte marchar. Los ojos me picaban, pero no dejé salir las lágrimas.

Anoche me acosté pensando en todo lo que me habías contado y estaba "bien". Esta mañana he despertado y seguías en mi mente. Pero no estaba ni la mitad de "bien". Dos lágrimas han salido de mis ojos y me he dicho que no voy a llorar aunque me esté muriendo de ganas por hacerlo.
Tengo ganas de abrazar a mi mejor amigo con fuerza y contarle lo que me pasa. Que me escuche y me diga que soy tonta, que no te merezco porque no eres bueno para mí. Y aunque todo eso ya lo sé, necesito escucharlo de él. Que me lo recuerde, y yo responderle que eso no es cierto; que no soy tonta, sino que estoy enamorada (o loca) y que no eres bueno para mí, no. Eres perfecto.
Y todo eso quiero dcirtelo a ti. Pero no me atrevo, no quiero que después de que te enteres de una vez de que TE QUIERO, me dejes de lado. No me hables. No me escuches. O lo que es peor, que no quieras verme. Que te olvides de mí para siempre.
Pero va a ser algo que tengo que comprobar por mí misma. Porque no lo soporto más. Tengo que decírtelo. Decirte que después de siete años sigo enganchada a ti como el primer día. Que me odies, me quieras, me olvides, me ignores o me dejes de hablar... Eso ya da igual pue sno puede ser más doloroso que verte con otra y me lo cuentes como si nada. No puede ser peor.

Hoy me toca respirar, concentrarme y poner buena cara aunque por dentro este hecha una mierda. Quizás por eso dicen que los Géminis tenemos doble cara. Porque sabemos ocultar lo que verdaderamente sentimos. Porque mi familia tiene que pensar que no me ocurre nada, que estoy como siempre, cuando en verdad tengo ganas de estar contigo y decirte ¡Te quiero! Y recuerda. si estoy sola es porque te sigo esperando.